Capítulo
5
Paraíso
mentiroso
"27
de Agosto de 1984
Han
pasado dos días desde que limpiamos la cocina y conseguimos algunos
suministros. Pronto se nos terminarán y tendremos que buscar más.
Jasper, uno de los chicos que había aquí y estaba herido, está
mucho mejor. Con el alcohol pude desinfectar su herida, encontramos
algo de costura en una de las habitaciones y le suturé. Si todo
marcha así en un par de días podremos irnos.
Quiero
llevarlos conmigo, no puedo dejarlos solos, no soy capaz ¿Y si fuera
nuestra hija? Me gustaría que alguien se hiciera cargo de ella
cuando nosotros faltáramos.
Insisto
en dejarte estas páginas, espero que algún día las puedas
descubrir y encontrarme, aunque yo os seguiré buscando.
Siempre
tuya, te amo...Julia."
-¿Qué
haces? - Me preguntó Shaun cuando me vio arrancar la hoja y dejarla
encima de un mueble, pillada con algo que usé de posapapeles.
-Es
para mi marido. - Respondí sin mirarle directamente a los ojos.
-¿Va
a venir aquí?
-No
lo sé.
-¿Dónde
está él? - Estaba intrigado.
-No
lo sé. Dejo estas páginas por si las encuentra él, que pueda saber
por donde voy.
Tras
un breve silencio incómodo se acercó a Jasper y observó su herida.
-Ya
estás mucho mejor. -Le dio una palmada en la espalda.
-Pronto
podremos irnos chicos.
-¿Cómo
irnos? - Se miraron mutuamente.
-Yo
... bueno, había pensado que os viniérais conmigo.
-¿A
dónde vas a ir? -Preguntó Jasper.
-Tengo
que buscar a mi hija y a mi marido. También espero reencontrarme con
mi grupo - Los miré. - Aunque realmente tampoco podemos quedarnos en
ningún lado mucho tiempo. Lo sé por experiencia propia.
-¿Cuánto
tiempo llevas sola? - Me miraron anonadados.
-Desde
el día que os encontré.
-¿Qué
pasó?
-Los
zombis invadieron nuestro refugio, las fortificaciones no soportaron
más y cedieron. Entraron sin control. Logramos escapar aunque
algunos no sobrevivieron. Usando varias vías de escape nos
dispersamos y me quedé sola. Ahora debo encontrarlos, ellos son la
única familia que tengo ahora, aparte de mi marido y mi hija que los
estoy buscando.
-¿Crees
qué estarán bien? -Shaun miró a Jasper con lástima. - ¿Estás
segura qué siguen vivos?
-Si
estoy viva es gracias a ellos. -Confesé con las lágrimas saltadas.
-Bob me salvó la vida. Tengo que encontrarlos, se lo debo.
-Iremos
contigo. -Dijo Jasper animado.
-¿Estás
seguro? - Preguntó Shaun mirándole a los ojos.
-No
tenemos a nadie Shaun, estamos solos. Y ella me curó, me ha ayudado
¿no crees qué es lo mejor?
Shaun
asintió y en su rostro se dibujó una sonrisa de satisfacción.
-Tenemos
que preparar lo que nos vayamos a llevar. -Dije. - No sabemos si
encontraremos algún lugar para saquear, tenemos que llevar
suministros. Nuestra prioridad es agua, medicamentos, alimentos y
pilas.
-Deberíamos
mirar en las habitaciones que nos faltaban. - Recomendó Jasper. -
Puede que haya algo.
-El
ruido podría alertar a los de arriba, tenemos que tener cuidado. Ya
puedes andar, aunque la cojera sigue estando vigente.
-No
te preocupes que si hay que salir corriendo lo haré, aunque duela.
Shaun
y yo nos dirigimos al piso de arriba, con las mochilas y las armas
por si acaso se presentaba algún extraño. Si bien estaban
encerrados en los trasteros tampoco podíamos olvidarnos, esa tabla
podía ceder en cualquier momento.
Intentamos
abrir la cerradura pero no había manera posible, y abajo en
recepción las llaves no estaban, por lo que terminamos dándole un
hachazo en el pomo de la puerta para que se abriera. Apreté los
dientes consciente de que aquello habría despertado el interés de
los zombis, nos quedamos un momento quietos y en silencio intentando
escuchar algo.
Shaun
se asomó a la zona peligrosa para ver si seguían en su sitio,
cuando vino me confirmó que así era. Fue entonces cuando entramos
en la primera habitación que forzamos, la 209.
Despacio
observamos todo por si había algún extraño. La habitación estaba
revuelta y había algunas manchas de sangre que llevaban hasta una
puerta que parecía ser el aseo. Saqué mi revólver de la mochila y
guardé el hacha en mi cinturón. No me quería aventurar a ir con un
arma de mano por si había mas de uno. No sería la primera vez que
me he llevado un susto. Apuntando hacía la puerta del baño giré el
pomo despacio y fui dejando al descubierto la habitación.
Un
olor nauseabundo y una imagen dantesca me hizo abrir los ojos como
platos y llevarme la mano a la nariz. Había moscas por la habitación
y pequeños insectos devorando lo que era ya carne despedazada y
podrida. Sólo uno parecía ser un cuerpo completo en avanzado estado
de descomposición.
Escrito
con sangre en el espejo del baño había un mensaje. "Que dios
nos ayude". Había una escopeta en el suelo y media cabeza. Por
lo que es de suponer que se había encerrado con alguien que estaba
herido y se pegó un tiro. Saqueé el cadáver con cuidado, dando
todo el respeto que podía brindar ya. Encontré su cartera.
"Virgilio Montes", así se llamaba. Seguí mirando y
encontré una foto con una mujer y dos niños pequeños. Parecían
una familia feliz.
El
recuerdo de mi familia me vino a la mente y apreté los labios
intentando aguantar las ganas de llorar. Un fuerte dolor de cabeza me
entró de golpe y como un leve rayo me atravesó una punzada en el
pecho. Vi lo que parecía ser la cara de mi hija cubierta de sangre
un instante. Me faltaba el aire... esta situación me estaba jugando
una mala pasada y me estaba imaginando mis peores temores.
Cerré
la cartera y la guardé en el bolsillo que estaba. Rebusqué y
conseguí un par de balas de escopeta. Las cogí y las metí en mi
mochila. Busqué por el baño algún botiquín o algo que pudiera ser
de utilidad.
Vendas
sucias, gasas y algunos antigripales. -Tendrá que servir. - Dije, y
le señalé a Shaun que cogiera la escopeta del suelo.
-Vamos
a mirar en la habitación, mira también en las maletas. Procura no
hacer ruido, busca despacio y que no se caiga nada.
Cogimos
todo lo que pudimos, pero no había alimento, sí pilas y algunas
botellas pequeñas de agua. Debajo de la cama en una gran caja había
un rifle de caza del calibre 22.
-Pobre
gente... vinieron a cazar y fueron cazados.
Con
los meses había aprendido a diferenciar las armas y ahora tenía un
mayor manejo. Bob me había enseñado que tipo de armas era cada
cual. Lo que no me enseñó fue a disparar, por alguna extraña razón
no me supuso esfuerzo alguno y cuando me iba a dar la clase práctica
le sorprendí dando en la diana con gran puntería. Sólo en casos
extremos podemos saber de que somos capaces. No recuerdo como
aprendí. Sólo se que cuando hay peligro disparo. O gano o pierdo y
no estoy dispuesta a perder.
Salimos
de la habitación y bajamos con Jasper a dejar lo que habíamos
encontrado. Al cabo del rato volvimos a la habitación 212 e hicimos
el mismo proceso que con la anterior. Todo estaba en perfecto estado
por lo que aquella habitación no había tenido visitantes
últimamente. El botiquín estaba completo, cosa que nos alegró.
Cogimos las pilas del mando, de la radio y del despertador. Esto
último me lo llevé también, nunca se sabe cuando hará falta. Las
toallas pequeñas de encima de la cama nos las llevamos.
Era
de madrugada aproximadamente cuando me desperté. Habían pasado los
dos días que habíamos acordado y Jasper se encontraba genial en
comparación. Teníamos preparado todo para cuando tuviéramos que
salir. Lo mejor era partir en cuanto aparecieran los primeros rayos
de luz.
Me
pasó una idea por la cabeza por si la salida se complicaba.
Se
la comentaría a los chicos para coordinarlos y prepararla en caso
que nos viéramos jodidos. Aún no sabía si habría algún zombi
cerca. El día que me vine al motel maté los que encontré, no sé
si ahora habrá alguno más. Había pensando salir hoy a echar un
vistazo a la zona.
Aunque
la idea no les hizo mucha gracia aquí estoy, agachada avanzando por
los coches aparcados que hay en la calle. Visualizando con detalle
todo y comprobando que no había nadie. Por ahora no parecía haber
problema. Volví al refugio con los chicos y partimos. Cada uno con
nuestro equipamiento y las reservas de lo poco que teníamos.
Habíamos
perdido la noción del tiempo caminando por esas calles, aunque
suponíamos que no habíamos andado más de dos horas. Llegamos a una
zona residencial con varias casas alrededor. Los jardines estaban sin
arreglar, las plantas mustias y las malas hierbas largas... estaba
abandonado, o eso pensamos. En cualquier caso estaba todo muy
tranquilo, no había el menor movimiento que nos hiciera preocuparnos
y con tantas casas era posible que hubiera latas de comida y cosas de
utilidad.
Nos
acercamos a la puerta de la primera casa que había a la izquierda.
Era de madera blanca grisácea, posiblemente por culpa de la mugre y
de que nadie lo limpiase, parte de ella de cristal teñido por la
suciedad. Me acerqué a ella e intenté abrirla pero la mala suerte
se presentó y cuando la abrí el cristal cayó. En el suelo había
varios de esos seres que empezaron a levantarse. Debería haberme
fijado si tenía alguna grieta...el ruido atrajo a los zombies no
sólo que había allí, sino a los que estaban en otras partes de la
casa que comenzaron a venir. Sedientos de sangre avanzaban hacía
nosotros. Entre los tres pudimos matar unos seis pero seguían
saliendo de las demás casas.
-¿Estos
cabrones se están avisando o qué? - Dijo Shaun en el éxtasis de la
batalla clavando su puñal en el cráneo de uno de ellos.
-¡Shaun!
- Grité - Cubre a Jasper. Se le acerca otro.
Jasper
estaba pasando un mal momento, su cuchillo estaba enterrado en una de
esas cabezas muertas y no podía sacarlo. Otro enemigo se estaba
acercando a él y no podía defenderse, los demás estábamos con
nuestros propios zombis y esos seres no dejaban de salir. Empezaban a
venir de varias casas y nos estábamos dando cuenta de que había
sido una mala idea pararse ahí.
Recordé
una frase de Bob..."Si algo es lo suficientemente bonito en este
mundo, será falso o malvado"
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