domingo, 10 de abril de 2016

Capítulo 5 - Paraíso mentiroso

Capítulo 5
Paraíso mentiroso


"27 de Agosto de 1984

Han pasado dos días desde que limpiamos la cocina y conseguimos algunos suministros. Pronto se nos terminarán y tendremos que buscar más. Jasper, uno de los chicos que había aquí y estaba herido, está mucho mejor. Con el alcohol pude desinfectar su herida, encontramos algo de costura en una de las habitaciones y le suturé. Si todo marcha así en un par de días podremos irnos.
Quiero llevarlos conmigo, no puedo dejarlos solos, no soy capaz ¿Y si fuera nuestra hija? Me gustaría que alguien se hiciera cargo de ella cuando nosotros faltáramos.
Insisto en dejarte estas páginas, espero que algún día las puedas descubrir y encontrarme, aunque yo os seguiré buscando.

Siempre tuya, te amo...Julia."

-¿Qué haces? - Me preguntó Shaun cuando me vio arrancar la hoja y dejarla encima de un mueble, pillada con algo que usé de posapapeles.
-Es para mi marido. - Respondí sin mirarle directamente a los ojos.
-¿Va a venir aquí?
-No lo sé.
-¿Dónde está él? - Estaba intrigado.
-No lo sé. Dejo estas páginas por si las encuentra él, que pueda saber por donde voy.

Tras un breve silencio incómodo se acercó a Jasper y observó su herida.

-Ya estás mucho mejor. -Le dio una palmada en la espalda.
-Pronto podremos irnos chicos.
-¿Cómo irnos? - Se miraron mutuamente.
-Yo ... bueno, había pensado que os viniérais conmigo.
-¿A dónde vas a ir? -Preguntó Jasper.
-Tengo que buscar a mi hija y a mi marido. También espero reencontrarme con mi grupo - Los miré. - Aunque realmente tampoco podemos quedarnos en ningún lado mucho tiempo. Lo sé por experiencia propia.
-¿Cuánto tiempo llevas sola? - Me miraron anonadados.
-Desde el día que os encontré.
-¿Qué pasó?
-Los zombis invadieron nuestro refugio, las fortificaciones no soportaron más y cedieron. Entraron sin control. Logramos escapar aunque algunos no sobrevivieron. Usando varias vías de escape nos dispersamos y me quedé sola. Ahora debo encontrarlos, ellos son la única familia que tengo ahora, aparte de mi marido y mi hija que los estoy buscando.
-¿Crees qué estarán bien? -Shaun miró a Jasper con lástima. - ¿Estás segura qué siguen vivos?
-Si estoy viva es gracias a ellos. -Confesé con las lágrimas saltadas. -Bob me salvó la vida. Tengo que encontrarlos, se lo debo.
-Iremos contigo. -Dijo Jasper animado.
-¿Estás seguro? - Preguntó Shaun mirándole a los ojos.
-No tenemos a nadie Shaun, estamos solos. Y ella me curó, me ha ayudado ¿no crees qué es lo mejor?

Shaun asintió y en su rostro se dibujó una sonrisa de satisfacción.
-Tenemos que preparar lo que nos vayamos a llevar. -Dije. - No sabemos si encontraremos algún lugar para saquear, tenemos que llevar suministros. Nuestra prioridad es agua, medicamentos, alimentos y pilas.
-Deberíamos mirar en las habitaciones que nos faltaban. - Recomendó Jasper. - Puede que haya algo.
-El ruido podría alertar a los de arriba, tenemos que tener cuidado. Ya puedes andar, aunque la cojera sigue estando vigente.
-No te preocupes que si hay que salir corriendo lo haré, aunque duela.

Shaun y yo nos dirigimos al piso de arriba, con las mochilas y las armas por si acaso se presentaba algún extraño. Si bien estaban encerrados en los trasteros tampoco podíamos olvidarnos, esa tabla podía ceder en cualquier momento.

Intentamos abrir la cerradura pero no había manera posible, y abajo en recepción las llaves no estaban, por lo que terminamos dándole un hachazo en el pomo de la puerta para que se abriera. Apreté los dientes consciente de que aquello habría despertado el interés de los zombis, nos quedamos un momento quietos y en silencio intentando escuchar algo.
Shaun se asomó a la zona peligrosa para ver si seguían en su sitio, cuando vino me confirmó que así era. Fue entonces cuando entramos en la primera habitación que forzamos, la 209.

Despacio observamos todo por si había algún extraño. La habitación estaba revuelta y había algunas manchas de sangre que llevaban hasta una puerta que parecía ser el aseo. Saqué mi revólver de la mochila y guardé el hacha en mi cinturón. No me quería aventurar a ir con un arma de mano por si había mas de uno. No sería la primera vez que me he llevado un susto. Apuntando hacía la puerta del baño giré el pomo despacio y fui dejando al descubierto la habitación.

Un olor nauseabundo y una imagen dantesca me hizo abrir los ojos como platos y llevarme la mano a la nariz. Había moscas por la habitación y pequeños insectos devorando lo que era ya carne despedazada y podrida. Sólo uno parecía ser un cuerpo completo en avanzado estado de descomposición.

Escrito con sangre en el espejo del baño había un mensaje. "Que dios nos ayude". Había una escopeta en el suelo y media cabeza. Por lo que es de suponer que se había encerrado con alguien que estaba herido y se pegó un tiro. Saqueé el cadáver con cuidado, dando todo el respeto que podía brindar ya. Encontré su cartera. "Virgilio Montes", así se llamaba. Seguí mirando y encontré una foto con una mujer y dos niños pequeños. Parecían una familia feliz.

El recuerdo de mi familia me vino a la mente y apreté los labios intentando aguantar las ganas de llorar. Un fuerte dolor de cabeza me entró de golpe y como un leve rayo me atravesó una punzada en el pecho. Vi lo que parecía ser la cara de mi hija cubierta de sangre un instante. Me faltaba el aire... esta situación me estaba jugando una mala pasada y me estaba imaginando mis peores temores.

Cerré la cartera y la guardé en el bolsillo que estaba. Rebusqué y conseguí un par de balas de escopeta. Las cogí y las metí en mi mochila. Busqué por el baño algún botiquín o algo que pudiera ser de utilidad.
Vendas sucias, gasas y algunos antigripales. -Tendrá que servir. - Dije, y le señalé a Shaun que cogiera la escopeta del suelo.
-Vamos a mirar en la habitación, mira también en las maletas. Procura no hacer ruido, busca despacio y que no se caiga nada.

Cogimos todo lo que pudimos, pero no había alimento, sí pilas y algunas botellas pequeñas de agua. Debajo de la cama en una gran caja había un rifle de caza del calibre 22.
-Pobre gente... vinieron a cazar y fueron cazados.

Con los meses había aprendido a diferenciar las armas y ahora tenía un mayor manejo. Bob me había enseñado que tipo de armas era cada cual. Lo que no me enseñó fue a disparar, por alguna extraña razón no me supuso esfuerzo alguno y cuando me iba a dar la clase práctica le sorprendí dando en la diana con gran puntería. Sólo en casos extremos podemos saber de que somos capaces. No recuerdo como aprendí. Sólo se que cuando hay peligro disparo. O gano o pierdo y no estoy dispuesta a perder.

Salimos de la habitación y bajamos con Jasper a dejar lo que habíamos encontrado. Al cabo del rato volvimos a la habitación 212 e hicimos el mismo proceso que con la anterior. Todo estaba en perfecto estado por lo que aquella habitación no había tenido visitantes últimamente. El botiquín estaba completo, cosa que nos alegró. Cogimos las pilas del mando, de la radio y del despertador. Esto último me lo llevé también, nunca se sabe cuando hará falta. Las toallas pequeñas de encima de la cama nos las llevamos.


Era de madrugada aproximadamente cuando me desperté. Habían pasado los dos días que habíamos acordado y Jasper se encontraba genial en comparación. Teníamos preparado todo para cuando tuviéramos que salir. Lo mejor era partir en cuanto aparecieran los primeros rayos de luz.
Me pasó una idea por la cabeza por si la salida se complicaba.
Se la comentaría a los chicos para coordinarlos y prepararla en caso que nos viéramos jodidos. Aún no sabía si habría algún zombi cerca. El día que me vine al motel maté los que encontré, no sé si ahora habrá alguno más. Había pensando salir hoy a echar un vistazo a la zona.

Aunque la idea no les hizo mucha gracia aquí estoy, agachada avanzando por los coches aparcados que hay en la calle. Visualizando con detalle todo y comprobando que no había nadie. Por ahora no parecía haber problema. Volví al refugio con los chicos y partimos. Cada uno con nuestro equipamiento y las reservas de lo poco que teníamos.
Habíamos perdido la noción del tiempo caminando por esas calles, aunque suponíamos que no habíamos andado más de dos horas. Llegamos a una zona residencial con varias casas alrededor. Los jardines estaban sin arreglar, las plantas mustias y las malas hierbas largas... estaba abandonado, o eso pensamos. En cualquier caso estaba todo muy tranquilo, no había el menor movimiento que nos hiciera preocuparnos y con tantas casas era posible que hubiera latas de comida y cosas de utilidad.

Nos acercamos a la puerta de la primera casa que había a la izquierda. Era de madera blanca grisácea, posiblemente por culpa de la mugre y de que nadie lo limpiase, parte de ella de cristal teñido por la suciedad. Me acerqué a ella e intenté abrirla pero la mala suerte se presentó y cuando la abrí el cristal cayó. En el suelo había varios de esos seres que empezaron a levantarse. Debería haberme fijado si tenía alguna grieta...el ruido atrajo a los zombies no sólo que había allí, sino a los que estaban en otras partes de la casa que comenzaron a venir. Sedientos de sangre avanzaban hacía nosotros. Entre los tres pudimos matar unos seis pero seguían saliendo de las demás casas.

-¿Estos cabrones se están avisando o qué? - Dijo Shaun en el éxtasis de la batalla clavando su puñal en el cráneo de uno de ellos.
-¡Shaun! - Grité - Cubre a Jasper. Se le acerca otro.

Jasper estaba pasando un mal momento, su cuchillo estaba enterrado en una de esas cabezas muertas y no podía sacarlo. Otro enemigo se estaba acercando a él y no podía defenderse, los demás estábamos con nuestros propios zombis y esos seres no dejaban de salir. Empezaban a venir de varias casas y nos estábamos dando cuenta de que había sido una mala idea pararse ahí.

Recordé una frase de Bob..."Si algo es lo suficientemente bonito en este mundo, será falso o malvado"

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