lunes, 11 de abril de 2016

Capítulo 7 - Máscara de traición

Capítulo 7
Máscara de traición



Advertencia: En este capítulo habrá un cambio de narrador. En una parte de "Máscara de traición" habrá un trocito narrado por Shaun, se distingue al encontrarse en negrita.


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"29 de Agosto de 1984

Querido John:
Las cosas se han complicado mas de lo que esperábamos. Va a pasar unos días hasta que pueda volver a reanudar vuestra búsqueda. Este infierno que llamamos mundo, cada día es más aterrador, cada día conocemos menos a las personas y cada día perdemos mas la fe. Aún así no pierdo la esperanza de encontraros y reunirnos de nuevo como una verdadera familia.
Tarde lo que tarde y cueste lo que cueste, os encontraré.

Siempre tuya, te amo, Julia."

-¿Estos cabrones se están avisando o qué? - Dijo Shaun en el éxtasis de la batalla clavando su puñal en el cráneo de uno de ellos.
-¡Shaun! - Gritó - Cubre a Jasper. Se le acerca otro.
Jasper estaba pasando un mal momento, su cuchillo estaba enterrado en una de esas cabezas muertas y no podía sacarlo. Otro enemigo se estaba acercando a él y no podía defenderse, los demás estábamos con nuestros propios zombis y esos seres no dejaban de salir.

Estábamos atrapados, solos, sin nada que hacer. Cada uno teníamos un objetivo que debíamos de cumplir para poder cubrirnos y salir de allí. Bob siempre me había dicho que estuviésemos juntos, cubriendo cada espacio posible entre nosotros.

Tenía una idea pero necesitaba tiempo, quizás unos minutos, para poder elaborarla y ahora tiempo era precisamente lo que más me faltaba. Clavé mi hacha en uno de esos seres repugnantes que se acercaba a mi, pegué una patada a otro para quitármelo de encima y poder maniobrar contra uno más de mis enemigos.
Escuché al crío que tenía a mi lado, gritaba y maldecía todo lo que podía pero eso no le ayudaba.
Mi experiencia me decía que, o hacía algo, o Jasper dejaría de estar entre nosotros. Si no le mataban sería mordido en poco tiempo.
No pude evitarlo y dejé que mi cabeza tomara el control o mi corazón mejor dicho, no podía dejar que ese niño muriera delante de mis ojos.

Empujé a uno de esos devoradores y me abalancé sobre el que iba a coger a Jasper, se lo quité de encima y saqué mi arma.

-Son demasiados, hay que acribillarlos. - Le dije mientras intentaba alejarme de ahí. - Seguidme, tenemos que largarnos de aquí. Shaun, saca la escopeta.
-¿Segura? - Me dijo el chico mientras pegaba con su arma a uno de ellos en la cara y lo tiraba al suelo. - No tenemos mucha munición.
-Tienes cinco cartuchos si mal no recuerdo. Intenta no desperdiciarlos, ya buscaremos mas. Tenemos que salir de aquí YA. - Le grité sin despegar mi vista de esos seres y pegando tiros en la cabeza a dos de ellos.

Me quedaba muy poca munición de revólver y había demasiados, no había vehículos fuera ni tiempo para preparar uno si lo hubiera. No tenía claro que iba hacer pero parecía que aquello no se iba a terminar nunca.
Retrocedíamos, intentando coger ventaja para poder siquiera huir de ellos y evitar un enfrentamiento directo a la muerte y su posible resurrección en forma de monstruo.

Escuchamos lo que nos pareció un par de tiros y nos miramos los tres preguntándonos quién sería.
Entonces lo vimos. Eran un grupo de cuatro personas que iban armados hasta los dientes y no dejaban ver su cara. Era muy extraño, llevaban máscaras y estaban a varios metros nuestros, como si hubieran salido de las casas lejanas a la que habíamos entrado.

No supe si eso sería una preocupación o una ayuda hasta que vi que uno de ellos apuntaba a Shaun.

-¡No, no, no! ¡Por favor no disparen! ¡No somos como ellos! - Gritaba intentando disuadir su intento por asesinar a mi compañero.

Escuché el tiro y cayó ante mi un cuerpo podrido y mal oliente y vi que Shaun estaba de pie, con cara de aterrado. No le habían disparado a él, si no a uno de los zombis que estaban a su alrededor.

-Shaun, ¿estás bien? - Pregunté mientras usaba la culata de mi arma para quitarme a uno de delante.
-Sí, pero estoy quedándome sin munición.
-Intenta pegar. Sólo dispara si es necesario.

Veía a Jasper y Shaun defenderse de esas criaturas, aunque una parte de mi me indicaba que no sería nuestra única preocupación. Esa gente con máscaras estaban disparando y aparentemente nos estaban ayudando, pero también habíamos intervenido en una parcela tranquila y supuestamente vacía en la que no había rastro de nadie. ¿Por dónde vinieron? ¿De donde han salido? ¿Cuales son sus intereses en ayudarnos?

Regresé a la realidad y dejé de hacerme tantas preguntas que no eran importantes ahora. Comprobé con un suspiro que ya sólo quedaba uno y terminó cayendo al suelo completamente muerto. Pude contar mas de treinta cadáveres esparcidos por toda la zona residencial.
Ahora podía ver mejor donde estaban esos extraños. En una de las casas se podía ver que estaban haciendo obras y en el andamio estaban ellos, en fila, cuatro personas con una máscara blanca y negra con unos símbolos siniestros.

Me acerqué a ellos con cautela intentando no provocar ningún conflicto, sólo queriendo saber por qué nos han ayudado y quienes son. Antes de acercarme, a escasos centímetros de mis pies, recibí un tiro y me quedé quieta con las manos en alto.

-No des un paso más... - El más grande de ellos habló, supuse que sería el líder. - ... no busquéis problemas.
-¿Quiénes sois? - Pregunté controlando mi respiración lo más que pude.
-No es de tu incumbencia. - Cada vez me estaban dando más mala espina. - Sólo queremos vuestras armas. Dejadlas en el suelo y avanzad hacía atrás.

No conocía a Shaun y a Jasper desde hace mucho pero era el tiempo suficiente como para saber que hacer en esta situación. La cosa se estaba poniendo muy negra, y si nos pedían las armas seguro que acabábamos muertos.



Estaba asustado y muy perdido ante unas personas dispuestas a robarnos lo poco que teníamos, y lo peor de todo es que ellos si tenían conciencia, si estaban vivos y aún así elegían ese camino. Miré a Jasper, estático con el arma en las manos sin saber que hacer, aunque no escuchaba su respiración sabía que estaba acelarada. Contemplaba su pecho y podía ver como subía y bajaba de manera rápida, como si el oxígeno del ambiente fuese poco para él.

-¿Qué hacemos Julia? - Pregunté con temor.
-Ya sabéis que os dije chicos. - Me respondió despacio. - Hay que saber que hacer por duro que parezca.

Entonces una luz entró en mi cabeza, miré a mi amigo e hice una mueca con la boca.

-Julia, vamos a ello.
Los bandidos se notaban relajados, y rápidamente empezaron a disparar cuando vieron que echamos a correr cubriéndonos con las esquinas.

Recordé cuando aquella noche estuvimos hablando y Julia nos contó que había tenido momentos duros hasta ahora, encontrándose con gente que no era tan generosa como nosotros. Si no despiadados y malhechores que abusaban de esta situación lamentable.
Fue entonces cuando nos dijo que hay ocasiones en las que se debe saber que hacer por muy duro que parezca, en las que hay que sobrevivir haciendo cosas que nunca imaginabas que harías. Ese era el precio a pagar por estar vivo y sobrevivir, es el significado de la palabra luchar. Si otros estaban dispuestos a matarte tenías que defenderte, esto ya era una ciudad sin ley. Sonreí y miré a Julia. Mi sonrisa se esfumó al comprobar que Julia estaba herida por una bala en el brazo.




Había podido esconderme pero no sin recibir un disparo en el brazo derecho. Era mi hombro y estaba jodido, aunque ahora no había tiempo para eso. Los bandidos estaban disparándonos y los chicos me preocupaban.
Un gran orgullo me recorría el cuerpo al saber que en cada momento me habían escuchado en mis consejos.
Me asomé y los pistoleros no estaban. Cosa que me empezaba a preocupar. Ellos tenían rifles, y nosotros una mierda de munición y armas. O teníamos buena puntería o no sería la única herida aquí.

Habían bajado del andamio y uno estaba cubierto tras los contenedores. Otro lo vi detrás de la casa y los dos restantes no los veía. Éramos tres contra cuatro. Ellos tenían ventaja tanto en armas como en número. Pero yo era Julía, madre de una niña a la que quería volver a ver y no hay ventaja más grande en el mundo que luchar por tu familia.
Me senté en el suelo, recargué mi revólver y asomé el cañón despacio. Respiré hondo y apunté al que no me veía y disparé. Recé por que le diera en la cabeza. Uno menos me dije orgullosa.

Vi los dos, que no veía antes, juntos en una de las casas, agachados debajo de una ventana. Sólo se le veía la cabeza, pero lo suficiente para saber que estaban ahí. Ideé algo que me enseñó Bob.
Rebusqué en mi mochila una de las botellas de alcohol que había en el motel y que sobraron cuando curé a Jasper. Me arranqué la manga en la que me habían herido y lo metí en la botella. No iba a ser mucho pero lo suficiente para herirlos y que se descuidaran para poder acercarnos más. Encendí el trapo y lo tiré al cristal en el que estaban los bandidos.

Supe que mi idea había sido buena al ver como salían quemándose por la puerta mientras gritaban, dejando sus armas lejos de sus manos.
Fue entonces cuando el último que había gritó y vi que Jasper le había disparado en el brazo y había tirado su arma por el tiro.

-No por favor. Me rindo, me rindo. No me matéis.

He aprendido en esta nueva vida que sólo debes fiarte de tu instinto y en tus ganas de sobrevivir. Si alguien tiene intención de matarte y tiene oportunidad lo hará. Este hombre tenía intención y tuvo oportunidad, si no hubiera sido por Jasper quizás nos hubiera matado. Le miré, le apunté y le disparé en la cabeza.

"Lo siento, pero no habrá una próxima vez". Le dije apretando el gatillo.

Suspiramos tranquilos cuando vimos que todo se había acabado. Miré a los chicos y en su cara vi algo distinto.

-Tenía que matarlo. - Me justifiqué. - Intentó matarnos y podría haberlo hecho. Y si estuviera vivo lo volvería hacer.
Ellos asintieron y se acercaron a mi. Me agarré el brazo. Esto iba a ser una molestia en unos días. Lo mejor era limpiar las casas y asegurarnos que no había ninguna más con sorpresa y saquearlas intentando encontrar cosas útiles, entre ellas medicamentos para evitar que esto fuera a peor.

Antes de eso recuperamos las armas de los que nos atacaron y nos la quedamos nosotros, vaciamos sus bolsillos y les quitamos la máscara para saber que cara tenían y por que iban así. ¿Sería un medio para repeler el mordisco de los zombis ahí? No creo que fuera muy eficaz, ellos buscan morder cualquier cosa viva.

Entramos en la casa que íbamos a entrar antes y ahora si nos quedamos dentro. Atascamos la puerta desde nuestra posición y entramos con atención en cada una de las habitaciones. No creíamos que hubiera más pero nunca se sabe.
Les pedí a los chicos que rebuscasen mientras yo me curaba la herida. El alcohol que tenía lo utilicé en el cóctel molotov que tiré a esos dos. Esperaba que con un poco de suerte hubiera en esta casa.
Miré en la cocina, la despensa y por fin encontré algo de utilidad, pero era vino. Era lo único que había y me tenía que servir. Menos da una piedra, me dije. Estuve tentada de pedirle a los muchachos que buscaran en las demás casas pero no quería ponerlos en peligro. Por suerte la bala me había atravesado limpiamente, con un poco de sutura y algo de medicamento se curaría sola.


Ahora me preocupaba más bien si esos enmascarados tenían compañeros y si vendrían a vengar lo perdido.

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