Capítulo
7
Máscara
de traición
Advertencia: En este capítulo
habrá un cambio de narrador. En una parte de "Máscara de
traición" habrá un trocito narrado por Shaun, se distingue al
encontrarse en negrita.
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"29 de Agosto de 1984
Querido John:
Las cosas se han complicado mas de
lo que esperábamos. Va a pasar unos días hasta que pueda volver a
reanudar vuestra búsqueda. Este infierno que llamamos mundo, cada
día es más aterrador, cada día conocemos menos a las personas y
cada día perdemos mas la fe. Aún así no pierdo la esperanza de
encontraros y reunirnos de nuevo como una verdadera familia.
Tarde lo que tarde y cueste lo que
cueste, os encontraré.
Siempre tuya, te amo, Julia."
-¿Estos cabrones se están avisando o
qué? - Dijo Shaun en el éxtasis de la batalla clavando su puñal en
el cráneo de uno de ellos.
-¡Shaun! - Gritó - Cubre a Jasper. Se
le acerca otro.
Jasper estaba pasando un mal momento,
su cuchillo estaba enterrado en una de esas cabezas muertas y no
podía sacarlo. Otro enemigo se estaba acercando a él y no podía
defenderse, los demás estábamos con nuestros propios zombis y esos
seres no dejaban de salir.
Estábamos atrapados, solos, sin nada
que hacer. Cada uno teníamos un objetivo que debíamos de cumplir
para poder cubrirnos y salir de allí. Bob siempre me había dicho
que estuviésemos juntos, cubriendo cada espacio posible entre
nosotros.
Tenía una idea pero necesitaba tiempo,
quizás unos minutos, para poder elaborarla y ahora tiempo era
precisamente lo que más me faltaba. Clavé mi hacha en uno de esos
seres repugnantes que se acercaba a mi, pegué una patada a otro para
quitármelo de encima y poder maniobrar contra uno más de mis
enemigos.
Escuché al crío que tenía a mi lado,
gritaba y maldecía todo lo que podía pero eso no le ayudaba.
Mi experiencia me decía que, o hacía
algo, o Jasper dejaría de estar entre nosotros. Si no le mataban
sería mordido en poco tiempo.
No pude evitarlo y dejé que mi cabeza
tomara el control o mi corazón mejor dicho, no podía dejar que ese
niño muriera delante de mis ojos.
Empujé a uno de esos devoradores y me
abalancé sobre el que iba a coger a Jasper, se lo quité de encima y
saqué mi arma.
-Son demasiados, hay que acribillarlos.
- Le dije mientras intentaba alejarme de ahí. - Seguidme, tenemos
que largarnos de aquí. Shaun, saca la escopeta.
-¿Segura? - Me dijo el chico mientras
pegaba con su arma a uno de ellos en la cara y lo tiraba al suelo. -
No tenemos mucha munición.
-Tienes cinco cartuchos si mal no
recuerdo. Intenta no desperdiciarlos, ya buscaremos mas. Tenemos que
salir de aquí YA. - Le grité sin despegar mi vista de esos seres y
pegando tiros en la cabeza a dos de ellos.
Me quedaba muy poca munición de
revólver y había demasiados, no había vehículos fuera ni tiempo
para preparar uno si lo hubiera. No tenía claro que iba hacer pero
parecía que aquello no se iba a terminar nunca.
Retrocedíamos, intentando coger
ventaja para poder siquiera huir de ellos y evitar un enfrentamiento
directo a la muerte y su posible resurrección en forma de monstruo.
Escuchamos lo que nos pareció un par
de tiros y nos miramos los tres preguntándonos quién sería.
Entonces lo vimos. Eran un grupo de
cuatro personas que iban armados hasta los dientes y no dejaban ver
su cara. Era muy extraño, llevaban máscaras y estaban a varios
metros nuestros, como si hubieran salido de las casas lejanas a la
que habíamos entrado.
No supe si eso sería una preocupación
o una ayuda hasta que vi que uno de ellos apuntaba a Shaun.
-¡No, no, no! ¡Por favor no disparen!
¡No somos como ellos! - Gritaba intentando disuadir su intento por
asesinar a mi compañero.
Escuché el tiro y cayó ante mi un
cuerpo podrido y mal oliente y vi que Shaun estaba de pie, con cara
de aterrado. No le habían disparado a él, si no a uno de los zombis
que estaban a su alrededor.
-Shaun, ¿estás bien? - Pregunté
mientras usaba la culata de mi arma para quitarme a uno de delante.
-Sí, pero estoy quedándome sin
munición.
-Intenta pegar. Sólo dispara si es
necesario.
Veía a Jasper y Shaun defenderse de
esas criaturas, aunque una parte de mi me indicaba que no sería
nuestra única preocupación. Esa gente con máscaras estaban
disparando y aparentemente nos estaban ayudando, pero también
habíamos intervenido en una parcela tranquila y supuestamente vacía
en la que no había rastro de nadie. ¿Por dónde vinieron? ¿De
donde han salido? ¿Cuales son sus intereses en ayudarnos?
Regresé a la realidad y dejé de
hacerme tantas preguntas que no eran importantes ahora. Comprobé con
un suspiro que ya sólo quedaba uno y terminó cayendo al suelo
completamente muerto. Pude contar mas de treinta cadáveres
esparcidos por toda la zona residencial.
Ahora podía ver mejor donde estaban
esos extraños. En una de las casas se podía ver que estaban
haciendo obras y en el andamio estaban ellos, en fila, cuatro
personas con una máscara blanca y negra con unos símbolos
siniestros.
Me acerqué a ellos con cautela
intentando no provocar ningún conflicto, sólo queriendo saber por
qué nos han ayudado y quienes son. Antes de acercarme, a escasos
centímetros de mis pies, recibí un tiro y me quedé quieta con las
manos en alto.
-No des un paso más... - El más
grande de ellos habló, supuse que sería el líder. - ... no
busquéis problemas.
-¿Quiénes sois? - Pregunté
controlando mi respiración lo más que pude.
-No es de tu incumbencia. - Cada vez me
estaban dando más mala espina. - Sólo queremos vuestras armas.
Dejadlas en el suelo y avanzad hacía atrás.
No conocía a Shaun y a Jasper desde
hace mucho pero era el tiempo suficiente como para saber que hacer en
esta situación. La cosa se estaba poniendo muy negra, y si nos
pedían las armas seguro que acabábamos muertos.
Estaba asustado y muy perdido ante
unas personas dispuestas a robarnos lo poco que teníamos, y lo peor
de todo es que ellos si tenían conciencia, si estaban vivos y aún
así elegían ese camino. Miré a Jasper, estático con el arma en
las manos sin saber que hacer, aunque no escuchaba su respiración
sabía que estaba acelarada. Contemplaba su pecho y podía ver como
subía y bajaba de manera rápida, como si el oxígeno del ambiente
fuese poco para él.
-¿Qué hacemos Julia? - Pregunté
con temor.
-Ya sabéis que os dije chicos. - Me
respondió despacio. - Hay que saber que hacer por duro que parezca.
Entonces una luz entró en mi
cabeza, miré a mi amigo e hice una mueca con la boca.
-Julia, vamos a ello.
Los bandidos se notaban relajados, y
rápidamente empezaron a disparar cuando vieron que echamos a correr
cubriéndonos con las esquinas.
Recordé cuando aquella noche
estuvimos hablando y Julia nos contó que había tenido momentos
duros hasta ahora, encontrándose con gente que no era tan generosa
como nosotros. Si no despiadados y malhechores que abusaban de esta
situación lamentable.
Fue entonces cuando nos dijo que hay
ocasiones en las que se debe saber que hacer por muy duro que
parezca, en las que hay que sobrevivir haciendo cosas que nunca
imaginabas que harías. Ese era el precio a pagar por estar vivo y
sobrevivir, es el significado de la palabra luchar. Si otros estaban
dispuestos a matarte tenías que defenderte, esto ya era una ciudad
sin ley. Sonreí y miré a Julia. Mi sonrisa se esfumó al comprobar
que Julia estaba herida por una bala en el brazo.
Había podido esconderme pero no sin
recibir un disparo en el brazo derecho. Era mi hombro y estaba
jodido, aunque ahora no había tiempo para eso. Los bandidos estaban
disparándonos y los chicos me preocupaban.
Un gran orgullo me recorría el cuerpo
al saber que en cada momento me habían escuchado en mis consejos.
Me asomé y los pistoleros no estaban.
Cosa que me empezaba a preocupar. Ellos tenían rifles, y nosotros
una mierda de munición y armas. O teníamos buena puntería o no
sería la única herida aquí.
Habían bajado del andamio y uno estaba
cubierto tras los contenedores. Otro lo vi detrás de la casa y los
dos restantes no los veía. Éramos tres contra cuatro. Ellos tenían
ventaja tanto en armas como en número. Pero yo era Julía, madre de
una niña a la que quería volver a ver y no hay ventaja más grande
en el mundo que luchar por tu familia.
Me senté en el suelo, recargué mi
revólver y asomé el cañón despacio. Respiré hondo y apunté al
que no me veía y disparé. Recé por que le diera en la cabeza. Uno
menos me dije orgullosa.
Vi los dos, que no veía antes, juntos
en una de las casas, agachados debajo de una ventana. Sólo se le
veía la cabeza, pero lo suficiente para saber que estaban ahí. Ideé
algo que me enseñó Bob.
Rebusqué en mi mochila una de las
botellas de alcohol que había en el motel y que sobraron cuando curé
a Jasper. Me arranqué la manga en la que me habían herido y lo metí
en la botella. No iba a ser mucho pero lo suficiente para herirlos y
que se descuidaran para poder acercarnos más. Encendí el trapo y lo
tiré al cristal en el que estaban los bandidos.
Supe que mi idea había sido buena al
ver como salían quemándose por la puerta mientras gritaban, dejando
sus armas lejos de sus manos.
Fue entonces cuando el último que
había gritó y vi que Jasper le había disparado en el brazo y había
tirado su arma por el tiro.
-No por favor. Me rindo, me rindo. No
me matéis.
He aprendido en esta nueva vida que
sólo debes fiarte de tu instinto y en tus ganas de sobrevivir. Si
alguien tiene intención de matarte y tiene oportunidad lo hará.
Este hombre tenía intención y tuvo oportunidad, si no hubiera sido
por Jasper quizás nos hubiera matado. Le miré, le apunté y le
disparé en la cabeza.
"Lo siento, pero no habrá una
próxima vez". Le dije apretando el gatillo.
Suspiramos tranquilos cuando vimos que
todo se había acabado. Miré a los chicos y en su cara vi algo
distinto.
-Tenía que matarlo. - Me justifiqué.
- Intentó matarnos y podría haberlo hecho. Y si estuviera vivo lo
volvería hacer.
Ellos asintieron y se acercaron a mi.
Me agarré el brazo. Esto iba a ser una molestia en unos días. Lo
mejor era limpiar las casas y asegurarnos que no había ninguna más
con sorpresa y saquearlas intentando encontrar cosas útiles, entre
ellas medicamentos para evitar que esto fuera a peor.
Antes de eso recuperamos las armas de
los que nos atacaron y nos la quedamos nosotros, vaciamos sus
bolsillos y les quitamos la máscara para saber que cara tenían y
por que iban así. ¿Sería un medio para repeler el mordisco de los
zombis ahí? No creo que fuera muy eficaz, ellos buscan morder
cualquier cosa viva.
Entramos en la casa que íbamos a
entrar antes y ahora si nos quedamos dentro. Atascamos la puerta
desde nuestra posición y entramos con atención en cada una de las
habitaciones. No creíamos que hubiera más pero nunca se sabe.
Les pedí a los chicos que rebuscasen
mientras yo me curaba la herida. El alcohol que tenía lo utilicé en
el cóctel molotov que tiré a esos dos. Esperaba que con un poco de
suerte hubiera en esta casa.
Miré en la cocina, la despensa y por
fin encontré algo de utilidad, pero era vino. Era lo único que
había y me tenía que servir. Menos da una piedra, me dije. Estuve
tentada de pedirle a los muchachos que buscaran en las demás casas
pero no quería ponerlos en peligro. Por suerte la bala me había
atravesado limpiamente, con un poco de sutura y algo de medicamento
se curaría sola.
Ahora me preocupaba más bien si esos
enmascarados tenían compañeros y si vendrían a vengar lo perdido.
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