N.A: Como ya dije una vez al
principio de la novela, cada nota que Julia deja a John al inicio del
capítulo, no tiene por que estar relacionado con el mismo.
Pueden ser pensamientos o fragmentos de hechos que aún no han
ocurrido y que leyendo, más adelante, se irán comprendiendo.
También pueden ser pequeños pensamientos de Julia u otros
personajes que no tienen por qué ir hacía John ni nadie en
concreto.
Capitulo
14
Una
petición sin permiso
“5 de Mayo de 1984
Querido John, las cosas parecen
estar en mi contra cada día. Hace unos días nos pasó algo que me
ha estado distrayendo toda la semana. Sabes como soy yo, como pienso,
mis ideales, mi forma de ser, mi personalidad... el creer que siempre
hay algo bueno en la gente, pero no es verdad. Las apariencias
engañan y allí donde crees que algo va o irá bien, siempre
decaerá. Por favor no confíes en nadie, no hasta que no nos
encontremos. Ya te contaré toda la verdad.
Siempre tuya, y de Emily...
Julia.
Os quiero.”
Miro a Bob atemorizada, pensando en mi
última conversación con Samara, la cual me dejó preocupada y con
una incertidumbre que rodeaba mi día. Pero el hecho de que Samara
hubiera desaparecido no era lo que más repercutía en mi cabeza, las
palabras “alguien la está buscando” seguían resonando como un
martillo pilón.
Ella me había dicho que no tenía ya a
nadie, que estaba completamente sola, sin embargo ahora la buscaba
alguien y ella había desaparecido
Cogí a Bob de la mano y me lo llevé
al sitio más apartado de todo el local y sin que los demás nos
escucharan intenté hablar lo más serena posible sobre el tema de
Samara, su desaparición y el desconocido que la buscaba y que, sin
saber cómo, había dado con el refugio.
- Tenemos que volver cuanto antes.
- Eso queremos todos, Julia. - Dijo Bob poniendo su mano sobre mi hombro.
- ¿Qué vamos hacer?
- Sólo veo una solución rápida y posible, aunque es arriesgada.
- ¿Hay algo que no lo sea ya?
- Tienes razón... pero deberás confiar en mi.
- Ya lo hago, créeme.
Volvimos junto los demás y escuchamos
con atención las palabras que Bob nos estaba diciendo.
- El plan de Julia sigue en pie con una pequeña modificación. Abriremos esas puertas, dejaremos que entre uno u dos y cuando lo hagan los mataremos y... - Lo veo endurecer su mirada. - nos cubriremos con ellos para poder acceder de manera más tranquila al vehículo y ver si funciona. Cargaríamos las armas y saldríamos pitando de aquí.
- Perdona... ¿Has dicho cubrirnos con ellos? - La expresión asqueada de Lucy podía compartirla.
- Eso nos hará ganar tiempo hasta que se den cuenta que no somos uno de ellos. Sé que es asqueroso, chicos... lo sé. Pero no tenemos otra opción. - Me miró y suspiró. - Tenemos que ir rápido al refugio, no sabemos que ocurre con Samara y ese desconocido.
Aún sin saber como aceptaron todos,
nos pusimos a trabajar. Yo y Lucy nos encargamos de abrir la puerta
poco a poco y atraer la atención del más cercano, mientras que los
chicos estaban cubriéndonos las espaldas esperando a la llegada de
los enemigos.
Miraron hacía nosotros y nos
escondimos rápidamente, haciendo caso omiso a nuestra presencia,
tras un leve rastreo con la mirada y la nariz.
Volvimos a intentarlo.
Esta vez dos vinieron hacía nuestra
posición, y como si se llamasen entre ellos, un par mas le
siguieron, evitando que nuestro plan fuese tan fácil como creíamos
en un principio.
Dejamos pasar los dos primeros que
fueron atravesados en el cráneo por Liam y Bob, pero los siguientes
se echaron sobre la puerta y nos impedían que la cerráramos. La
carne muerta y putrefacta tenía una fuerza inesperada.
Con ayuda de los chicos cerramos la
puerta y nos quedamos en silencio sobre ella, notando los golpes de
forma acústica y sobre nuestro cuerpo al vibrar de ella.
Casi no nos dimos cuenta de que
controlábamos la respiración, intentando evitar que sonase más de
la cuenta para no ser descubiertos y atraer más atención.
Una vez la puerta empezó a relajarse
tras nuestra espalda nos pusimos de rodillas sobre el suelo, al lado
de los cadáveres pestosos que yacían ahí. Bob, con el cuchillo en
la mano, lo clavo en el pecho y bajó, haciendo un recorrido con la
hoja que le permitió abrir en canal al errante. Separando la carne,
y dejando expuestos los órganos podridos, lo vimos meter la mano y
sacar las entrañas e intestinos y rociándose con ellos como si de
un aceite corporal se tratara.
Olía fatal, horrible, repugnante...
olía a ellos y eso nos daba una esperanza de que la parte del plan
ejecutada por Bob nos diera resultados positivos.
Hicimos lo mismo con el otro cadáver,
y todos los presentes nos impregnamos con la sangre y el interior de
los muertos, bañándonos en su hedor y siendo, aparentemente, un
muerto viviente más.
Con precaución abrimos la puerta,
salimos con la guardia en alza esperando contratacar si así fuera
necesario, e intentando pasar desapercibidos nos acercamos al
vehículo.
Liam abrió la puerta intentando
comprobar el estado del contacto, comprobar si había llaves o si
sería menester hacer un puente para arrancarlo.
Yo me quedé observando a los zombis,
mientras intentaba disimular cuando alguno me miraba y me hacía la
desconcertada y fingía deambular. Lucy revisaba a través de los
cristales si había alguien más dentro del vehículo.
Un ruido los alertó, el coche
arrancaba tras un puente que hizo Liam y los hizo venir hacía
nosotros. En ese momento ya estabamos sin la cobertura del disfraz y
nos pusimos a matar a todo el que se acercaba clavando el arma blanca
en la cabeza, evitando derrochar munición.
“Apartaros” Nos advirtió Liam, y
justo después vimos como echaba marcha atrás atropellando a unos
cuantos y haciendo que el coche reaccionara como si hubiese sido
estampado contra un muro.
Algunos se volvieron a levantar del
suelo con una dificultad que nos daba ventaja, y acabamos con ellos
fácilmente. Otros pese a estar partidos por la mitad se arrastraban
hacía nosotros presas de un hambre atroz.
Finalmente, conseguimos despejar todo y
cargamos el coche con todo lo que pudimos de la armería.
Esta victoria se mezclaba con la triste
noticia de Samara y lo que la rodeaba, dejándonos un sabor agridulce
en los labios.
Tras varias paradas, por que el coche
fallaba, llegamos al refugio y antes de descargar nada hablé con
Bob.
- Bob, no quiero ser paranoica pero... tenemos mucho material aquí y por lo que me habéis contado, lo que he visto y lo que empiezo a pensar, no me fio de entrar con todo esto ahí con un desconocido. No cuando justo hoy desaparece la niña.
- Me parece bien. Que se queden ellos aquí – dijo señalando al grupo – entraremos nosotros y hablaremos con él.
Tras la petición de Bob a los chicos y
el por qué era mejor así, entramos al refugio. No sin antes
asegurarnos algunas cosas.
En este tiempo me habían “adiestrado”
para llevar determinadas armas. No sólo llevaba el destornillador de
Lucy en la cintura, como ella me había enseñado, sino que ahora
contaba con un puñal en la bota para casos de emergencia. Además,
llevaba una pistola en la mano como si fuese pegada a mi piel.
- Aquí están ya. - Se levantó Aaron de una silla y se acercó a nosotros, nos abrazó y nos susurró en el oído - No me huele a trigo limpio.
- Hola, soy Bob. ¿Quién es usted? - Bob le tendió la mano cordialmente.
- Soy Rein. - Le devolvió el saludo. - Estoy buscando a Samara.
- No está aquí. - Me acerqué a él y le clavé mis ojos en los suyos. - ¿Quién es usted y por qué la busca?
- Estaba con nosotros.
- Samara nos dijo que estaba sola y que sus padres habían muerto.
- Eso... no es del todo cierto. - se llevó las manos a la cabeza. - Pero es muy habitual en ella no contar toda la verdad.
Esto último me apuñaló. Llevaba
cierta razón ya que la propia niña me lo había contado... o no. Me
había dicho que no me había dicho toda la verdad.
- En cualquier caso – Dije mientras acariciaba mi arma nerviosa – Samara tiene 15 años, si no están sus padres y desea estar con alguien no creo que usted deba detenerla.
- En realidad sí. Hay algo en Samara que es de vital importancia para todos nosotros. Sí, todos. Inclusive para todo el mundo, el cual seguramente estará pasando por esta epidemia.
- ¿Qué está diciendo? - Bob se puso delante de mi, intrigado ante la confesión.
- Samara ha sido mordida en más de una ocasión.
- Eso no es posible.
- Silencio, Aaron, por favor. - Pidió Bob. - ¿Cómo dice?
- Samara es la única persona que hasta ahora ha sobrevivido a un mordisco o un ataque de esta epidemia.
- Pero ella... ella está bien. Ella no... - Esta era la verdad que ella me ocultaba, supuse.
- Veréis, antes de que se cortaran las comunicaciones totalmente avisaron de una posible vacuna para esto. Pero para ello necesitaban víctimas que hubieran sido infectadas y hayan sobrevivido. El porcentaje hasta ese momento había sido ninguno. Es decir nadie había acudido con esas caracteristicas, incluso habían ido algunos infectados que habían terminado convirtiéndose allí, creyendo que su tardanza en hacerlo los había hecho inmunes a la infección. Pero Samara no, Samara ha sido varias veces atacada, y se ha repuesto con normalidad durante días. Quizás en algún momento se transforme pero nada es seguro. Por eso...
- ¿Queréis usarla de conejillo de indias? - Pregunté horrorizada. - ¡Es una niña, por el amor de dios!
- Es, por ahora, el futuro de la humanidad. Es la única que puede proporcionar una cura. ¿Entiendes la importancia de eso?
- Claro que lo entiendo, pero nada nos asegura que dentro de una semana no mute o lo que sea que pase.
- Pero los militares tienen equipos y medios para proporcionar una cura y descubrir algo. Estar aquí no la va a salvar a ella y tampoco a nosotros.
- Antes ha hablado de un “nosotros”, ¿quién nos dice que no la tienen ya?
- De ser así esta charla no habría tenido lugar, ¿no cree?
- Está huyendo de vosotros... - Casi lo dije más para mi misma que para el. - Samara decidirá si quiere o no entregarse a los militares.
- No me ha entendido...no es una petición o un permiso. Queremos a esa niña, ellos la quieren y se la llevaremos, sólo así nos aseguraremos un lugar fuera de peligro.